Algunos perros encuentran de alguna manera la tumba de su amo y ahí se quedan, como Greyfriar Bobby, el famoso perro fiel de Edimburgo. Otros la visitan con regularidad, pero vuelven a su casa, si es que tienen una casa donde volver.
Mi marido sufrió una gave apoplejía en 1988 y murió en el hospital tras dos semanas de permanencia allí. Después de su entierro en el jardín de una iglesia cerca de casa , Joe, el perro, desapareció durante horas y luego descubrimos que estaba sentado junto a la tumba de mi marido. ¿Cómo supo cuándo murió mi marido y dónde estaba enterrado?
( Molly Parfertt, Wadebridge, Cornwall ).
Estos relatos de duradera devoción ilustran a qué extremos puede llegar la solidez de los vínculos entre los perros y sus amos y a la vez refuerzan su antigua reputación de lealtad.