Al caminante que taladra la paz de los sepulcros en el Cementerio de Colón, le sorprende ver en este una tumba muy singular. Un perro, echado a los pies de su ama, descansa para siempre con una inscripción que lo inmortaliza: FIEL HASTA DESPUÉS DE MUERTA.
Quizás la tumba de Rinti sea la única de su tipo en Cuba. La historia de este can, que muerta su ama siguió visitando su panteón hasta su propio deceso, es ya una leyenda dentro del mundo de mármol y silencio.
Jeanette Ryder llegó a Cuba en 1905, acompañada de su esposo, y casi de inmediato se dio a la tarea de organizar el Bando de Piedad, una sociedad humanitaria de protección a niños desamparados, pero también a los animales, mediante la cual auxilió a miles de ellos. Cuando esta mujer falleció el 10 de abril de 1931, entre los tantos conmovidos estuvo también su fiel perro, Rinti.
Cuenta la leyenda que el chucho, como era su costumbre en vida del ama, siguió sus pisadas hasta el sitio donde fue enterrada. Allí permaneció, a pesar de que en los inicios era expulsado constantemente a las afueras del cementerio, para regresar en cuanto abrían la puerta cada mañana.
A tanta insistencia y conmovidos por esa fidelidad, los trabajadores del lugar no solo dejaron de molestarlo, sino que le traían alimentos, que según la historia el perrito se negaba a comer. Una mañana, el can amaneció echado para siempre, precisamente a los pies del nicho de su dueña.
Desde entonces, realidad y fantasía se unieron para dimensionar la extraña muestra de fidelidad, y el hecho trascendió los muros del cementerio para llegar a los oídos de seguidores de la labor de Ryder, por lo cual el Bando de Piedad no escatimó esfuerzos para darle al perro un lugar en el camposanto. El conjunto de piedra, obra del escultor cubano Fernando Boada, fue develado el 11 de abril de 1944, y desde esa fecha ha sido uno de los objetos de peregrinación de Colón.
Visitado por curiosos, amantes de los animales y hasta quienes van a hacer algún tipo de promesa, si bien nadie sabe a ciencia cierta si en ella descansan también los restos del can, la imaginación popular ha querido creer que así es, convirtiendo el lugar en una evidencia palpable de adonde puede llegar el amor y la fidelidad de estos animalitos, que con justeza se han ganado el título de los mejores amigos del hombre.
Yuri Guevara, Raciel del Toro y Amaury E. del Valle
Foto: Roberto Suárez