No se suele tener ovejas como animales de compañía , pero cuando los corderos son criados por personas, pueden establecer uniones estrechas.
Margaret Ralton Edwards y su marido Richard fueron dueños de un cordero cuando unos amigos criadores de ovejas descubrieron que una estaba enferma, todavía en período de lactancia, en su casa de Cheshire. Cuidaron del cordero hasta devolverle la salud durante un período de cuatro meses en el que el animalito vivió con ellos en casa.
Shambles estaba muy adaptado a la casa y por la noche se sentaba en mis rodillas a ver la televisión. Mi marido Richard regresaba a casa entre las cinco y las siete de la tarde. Más o menos diez minutos antes de su llegada, Shambles se sentaba junto a la puerta de entrada y lo esperaba. Incluso cuando Richard venía en el coche de algún amigo, Shambles lo esperaba en la puerta. Ocasionalmente , Richard volvía a casa para almozar y entonces ocurría exactamente lo mismo con Shambles.
He oído hablar de otras dos personas que tienen ovejas como animales de compañía y que han tenido experiencias similares. Un cordero, Augustus, fue adoptado por la familia Ferrier, de Whidbey Island, Washington, y estableció un vínculo muy estrecho con Grant, de catorce años por entonces, que lo alimentaba, lo llevaba de paseo y jugaba con él. El padre de Grant, Malcolm, me dijo que Grant volvía de la escuela por la tarde a horas irregulares, debido a diversas actividades extra, pero que la familia siempre sabía cuando estaba en camino: "Augustus se animaba, balaba, corría alrededor de su redil y daba todas las señales de que algo importante estaba a punto de ocurrir. Cinco minutos después, aparecían Grant y sus compinches".